No es tarde para poner cotos, pero nadie quiere pagar el costo político de poner orden.
El pasado solo puede mostrar «obras» de ladrillo y corazones corroídos por el consumismo donde hasta el amor se vende.
Todos luchan contra todos usando en combate discursos varios de yo haré porque tu mal hiciste, o yo hago porque tu mal hiciste, quedando todos los párrafos, reciclándose cada cuatro años, intercambiando solo las bocas que varían si estás mandando, o no.
Han cercenado al ser humano la capacidad de pensar amueblando sus mentes a carreteras y dádivas, cerrando el paso a conocer que el verdadero desarrollo está en el conocimiento y la conciencia ciudadana colectiva.
Los «buenos» que quedan han de conocerse para poder pelear juntos, partiendo del poco espacio que les ha dejado la banalidad, el individualismo, la mediocridad y la ignorancia, aprovechados por grupos de poder que se enriquecen a medida que se profundiza la pobreza mental adornada con torres caras y cuatro por cuatro.
@fdo_buitrago