EEUU debate cómo controlar a su policía ante la presión popular
PABLO PARDO
Corresponsal
@pablopardo1
Washington
Miles de ciudadanos rinden homenaje al afroamericano asesinado por un agente, en su capilla ardiente instalada en Houston (Texas)
Ciudadanos presentan sus respetos ante el ataúd de George Floyd, en…
Ciudadanos presentan sus respetos ante el ataúd de George Floyd, en Houston. DAVID J. PHILLIP | AFP
Protestas. EEUU se echa a las calles contra el racismo y la brutalidad policial
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La oleada de protestas, saqueos y disturbios que ha desencadenado la muerte en la ciudad de Minneapolis del afroamericano George Floyd a manos del policía blanco Derek Chauvin ha abierto el debate sobre cómo funcionan las fuerzas del orden en Estados Unidos, un país en el que el año pasado murieron 1.004 personas -cien veces la cifra de, por ejemplo, Alemania- a manos de la policía.
La medida más espectacular ha sido la adoptada el domingo por el Ayuntamiento de Minneapolis de disolver el cuerpo de policía local, formado por 800 agentes. La decisión, que llega a falta de poco más de un año para las elecciones locales, abre una cascada de interrogantes acerca de cómo se aplicará el cumplimiento de la ley en la ciudad.
De hecho, el comunicado emitido por los líderes del consistorio local que apoyan la decisión declara que «no tenemos todas las respuestas acerca de cómo será un futuro sin policía, pero la comunidad sí las tiene». Es, así pues, una declaración de intenciones, o, más bien, una decisión que ha sido adoptada sin saber cómo ni cuándo se va a llevar a la práctica. Con todo, otras muchas ciudades de Estados Unidos están planteándose medidas similares por la presión popular tras estas dos semanas de manifestaciones.
Entre tanto, en una de esas ciudades, Houston, en Texas, el ataúd con el cuerpo de Floyd fue expuesto este lunes en una iglesia para que sus conciudadanos pudieran dar la despedida a la persona cuya muerte ha provocado la mayor seguridad en la conciencia racial de Estados Unidos en medio siglo. A 1.900 kilómetros de distancia, en Minneapolis, Chauvin iba a comparecer ante el juez para que éste le leyera los cargos en su contra.
Todo este conflicto llega además a falta de menos de cinco meses para las elecciones presidenciales. Según una encuesta de la cadena televisión CNN, las protestas han beneficiado al candidato demócrata, el ex vicepresidente Joe Biden, que saca 13 puntos de ventaja en intención de voto a Donald Trump. Claro que esa era la ventaja que, según los sondeos, Hillary Clinton llevaba en agosto de 2016, por lo que acaso sea conveniente tomar esos datos con cierta cautela. De hecho, otro sondeo, esta vez del diario ‘Wall Street Journal’ y de la cadena de televisión NBC, reducía la ventaja de Biden a siete puntos. De lo que no cabe duda es de que la crisis se ha sumado al coronavirus para crear entre la opinión pública la impresión de que el país está hundiéndose en el caos, una opinión que suscribe el 80% de los ciudadanos en la encuesta del ‘Wall Street Journal’.
La acción del ayuntamiento de Minneapolis fue continuada ayer por el Congreso de EEUU. La oposición demócrata, que controla la Cámara de Representantes, anunció el lanzamiento de una serie de reformas legislativas para hacer más estricto el control sobre las fuerzas policiales en Estados Unidos. Las medidas aún están siendo elaboradas, pero, previsiblemente, facilitarán emprender acciones legales contra los agentes que hayan sido acusados de exceso de autoridad o de cometer actos violentos. La iniciativa ha sido lanzada por el Caucus Negro del Congreso, que está formado por 56 miembros, todos ellos del Partido Demócrata. El único congresista republicano negro, Will Hurd, no pertenece al Caucus, que no admite la presencia de personas de otras razas -blancos, hispanos o latinos- en sus filas.
LIMITAR LA ACCIÓN DE LOS AGENTES DEL ORDEN
Todas esas iniciativas parecen ser parte de un movimiento político de alcance, activado no solo por la muerte de Floyd, sino, también, por la cascada de vídeos, muchos de ellos hechos desde teléfonos móviles, que revelan que la policía estadounidense frecuentemente es muy poco profesional e incluso violenta a la hora de contener las manifestaciones. Así, el estado de Nueva York también está analizando medidas para limitar la libertad de acción de sus agentes del orden, entre ellas hacer públicos los expedientes disciplinarios y las quejas de los ciudadanos de los policías.
EEUU no tiene una verdadera policía a nivel nacional. Son las ciudades quienes controlan a sus fuerzas del orden. A su vez, los sindicatos policiales tienen un tremendo poder y a menudo se dedican a cubrir las espaldas de policías corruptos. El hecho de que las grandes capitales del país sean todas demócratas da un toque de ironía a esta situación. Es, además, un aparato burocrático que, aunque descentralizado, es gigantesco.Solo en el año 2016, el gasto en policía en el país ascendió a 115.000 millones de dólares (104.000 millones de euros).
También lo da el que, según un análisis de la página web especializada en estadísticas FiveThirtyEight, los abusos policiales están cayendo, pese a que la proliferación de grabaciones generada por los teléfonos móviles con cámara genera la impresión contraria.
La politización de todo el debate sobre la regulación de la actuación policial ha quedado clara no solo con las medidas de un Estado -Nueva York- y una ciudad -Minneapolis- marcadamente de izquierdas, sino con la respuesta que el conservador condado de Brevard, en Florida, ha dado. «Nosotros nos vamos a disolver nuestras fuerzas del orden (…). Aquí los impuestos son más bajos, los líderes tienen agallas. Órdenes contradictorias ni alcaldes bobos desvariando en ruedas de prensa», rezaban varios tuits que ayer había colgado el departamento de policía de ese territorio.
Lo cierto es que las historias, a menudo muy bien documentadas, de brutalidad policial en Estados Unidos no son nada nuevo. En 1999, el inmigrante guineano Amadou Diallo recibió 19 balazos cuando estaba sentado en la puerta de su casa de parte de cuatro policías en Nueva York que lo confundieron con un violador. Los agentes fueron juzgados y declarados inocentes. Ese mismo año, y en esa misma ciudad, Abner Louima fue arrestado por error, llevado a una comisaría en la que fue apaleado y hasta le introdujeron un palo de escoba en el ano. Solo uno de los policías involucrados fue condenado a cárcel.