La nueva Primera Dama de la República mantiene su palabra empeñada hace más de un año de que no dispondrá de una oficina suntuosa con decenas de empleados.
Sin embargo, la eliminación del espacio físico no significará el cese de los programas de ayuda que históricamente han estado a cargo de la Primera Dama sino que se ejecutarán a través de los ministerios correspondientes solo con la canalización de la primera dama a través de una modesta oficina.
Arbaje dijo que estas ayudas se mantendrán, pero que no es su interés manejar fondos del Estado porque la esposa de un presidente no es elegida por voto popular para hacerlo.