Donald Trump y Andrew Cuomo, las dos principales figuras políticas de la crisis del coronavirus en EE.UU., mantuvieron este viernes una disputa dialéctica sobre la principal prioridad, más allá de las pérdidas humanas, de la epidemia: cómo y cuándo volver a poner al país en marcha, en medio de una crisis de proporciones todavía inciertas.

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Cuomo, gobernador de Nueva York, el epicentro de la crisis, celebró en su rueda de prensa diaria la estabilización de las hospitalizaciones y de los ingresos en UCI -a pesar de que la cifra diaria de muertos, 630, es todavía alta- y desgranó los principales pasos para reactivar la actividad con seguridad en su estado, uno de los motores económicos del país. Aseguró que, para hacerlo, es necesario un programa masivo de test de diagnóstico y que «no lo podemos hacer sin ayuda federal». En su opinión, la idea del presidente de EE.UU. de que los estados levanten las restricciones a la actividad económica sin más colaboración de la Administración central es como «pasar el muerto sin pasar los dólares».

A pesar de que Trump y su vicepresidente, Mike Pence, alardean de los más de tres millones de test que se han realizado hasta la actualidad, la dificultad de acceso fue una de las claves de la rápida expansión de la epidemia a finales de febrero y marzo, y todavía es muy complicado aplicarlos a nivel general para poder recuperar la actividad económica y controlar, al mismo tiempo, el nivel de infecciones.

Trump: «Más hacer y menos quejarse»

Trump, que parecía seguir en directo la comparecencia de Cuomo, reaccionó de inmediato: recomendó al gobernador que debería «dedicar más tiempo a “hacer” y menos tiempo a “quejarse”» y le recordó toda la ayuda federal que Nueva York ha recibido en hospitales temporales y ventiladores, muchos de ellos sin que haya habido necesidad de usarlos.

«Si está en casa viendo la televisión, quizá debería levantarse y ponerse a trabajar, ¿no?», reaccionó con acidez Cuomo, cuyo perfil político se ha revalorizado mucho durante la epidemia a pesar de que, como Trump, reaccionó tarde a la crisis. Aseguró que «el presidente no quiere ayudarnos con los test» y explicó que Trump dice que es demasiado complicado, lo que él calificó de «lavarse las manos».

El gobernador también respondió a las críticas de Trump de que no ha necesitado tanto equipamiento médico como pidió en un principio. «Son sus proyecciones, señor presidente», le dijo Cuomo, sobre los modelos presentados por la Casa Blanca hace dos semanas que proyectaban, en el mejor de los escenarios, entre 100.000 y 240.000 muertes por coronavirus en todo el país. «Si fuimos tontos por escucharle, entonces échenoslo en cara», le espetó.

Cuomo también protestó, como llevan haciendo las últimas semanas, porque los estados no están recibiendo ayuda federal para paliar los efectos de la crisis y que el pedazo de pastel que se llevan de los programas de estímulo económico es muy pequeño.

Tomado de https://www.abc.es/

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