Por Danilo Cruz Pichardo
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Observando la conducta política de los líderes políticos dominicanos se puede llegar a la conclusión que Peña Gómez, Joaquín Balaguer y Danilo Medina están entre los más finos estrategas que ha dado el país. Trujillo nunca fue estratega, simplemente fue trepador, ladrón y criminal.
Balaguer era un hombre sereno, que escuchaba a los demás, incluyendo todo tipo de planteamientos. Daba respuestas en caso necesario y muchas veces consistían en decir: “Su propuesta será estudiada detenidamente”.
No hacía caso a chismes, pero era especialista en enemistar personalmente a militares poderosos y dividir a líderes de partidos opositores, inclusive a organizaciones completas. Tiene cuota de responsabilidad en la separación de Bosch y Peña y de Peña y Jacobo.
A Vincho Castillo siempre lo mantuvo distante, nunca fue santo de su devoción, pero supo usarlo como fuerza de choque.
Es innegable que Balaguer fue estratega, aunque se valía mucho de las doctrinas de Nicolás Maquiavelo.
Peña Gómez, en cambio, era un estratega que se basaba en métodos limpios. Diseñó la estrategia para desalojar a Balaguer en 1978, mientras otros líderes opositores sostenían que era un imposible, que el PRD engañaba al pueblo. Sin embargo, Las relaciones internacionales creadas por Peña Gómez con los líderes socialdemócratas de Europa, Carlos Andrés Pérez en Venezuela y los famosos liberales de Washington resultaron ser más poderosas que Balaguer, quien fue instado por Jimmy Carter a respetar la voluntad popular.
Peña Gómez era, además, especialista formando frentes y coaliciones electorales, independientemente de ser con organizaciones pequeñas, porque valoraba el impacto sicológico en la población. No era rencoroso y supo hacer alianzas estratégicas con personas que en el pasado fueron sus enemigos. El tiempo se encargó de concederle razón.
Danilo Medina, último gran estratega, fue de los artífices del Frente Patriótico, que llevó a Leonel Fernández y al PLD al poder a través de la segunda vuelta electoral del año 1996.
Muchos se sorprendieron del largo silencio que mantuvo Medina después de ser aplastado por el Estado en las primarias del 2007, pero es que sabía que Leonel no podía seguir más allá del 2012, logrando que el jefe de Estado le ofreciera su respaldo con todo el presupuesto de la nación.
Medina llegó al poder en el 2012, pero pensando a largo plazo. Como gran estratega que es suele hacer cálculos y mover fichas del ajedrez político para cosechar en el futuro.
Cuando llegó al poder en año 2012 dejó a todos los miembros del Comité Político y del Comité Central en sus respectivos cargos, con la finalidad de adueñarse de ambos organismos y de todo el partido. Le quitó a Leonel Fernández el control de la SCJ, del TC, del TSE, de la JCE y del Congreso Nacional.
También Inhabitó a Fernández para el 2016 trayendo a Quirino, se adueñó del PRD, provocando el nacimiento del PRM y se reeligió con facilidad. Todo parece indicar que la reforma a la Constitución en el 2015 y su reelección presidencial del 2016 fueron el producto de una planificación muy anticipada.
Es evidente que muchas de sus jugarretas políticas han tenido éxito, pero otras han caído en el fracaso. Fue un error dirigir un espionaje y pretender desacreditar con infamias a Miriam Germán con el solo propósito de dejarla fuera de la Suprema Corte de Justicia. Medina podía seguir haciéndose trajes a su medida sin necesidad de caer en golpes bajos. Si se buscaba excluir a Germán de la SCJ se hacía en silencio y punto, pero se cayó en un exabrupto de mal gusto contra esa dama, la cual victimizaron y convirtieron en líder.
Danilo Medina, acostumbrado desde el poder a fabricar expedientes a sus adversarios políticos, no esperaba la respuesta que dio Luis Abinader al intento de pretender vincularlo al narcotráfico durante la pasada campaña electoral. Abinader nunca se refirió públicamente a las calumnias, pero, según afirma una fuente crediticia, respondió enviando un expediente con pruebas a Candy Montilla, donde aparecen todas las mujeres y todos los hijos que ha tenido el antiguo presidente fuera de su matrimonio. Un golpe bajo que duele, se respondió con otro golpe bajo que dolió más.
Hasta en la competencia política a veces hay que ser leal. No obstante, ciertos maestros del marketing político sostienen que los buenos estrategas siempre tienen cierta dosis de malicia. Y por lo visto Danilo Medina es un híbrido. Es un estratega marrullero. Y solo habla cuando es necesario, su silencio debe ser motivo de preocupación.