Por Danilo Cruz Pichardo
danilocruzpichardo@gmail.com
No es verdad que el PRM es una organización nueva. Es el mismo PRD y si le reduzco algo diría que es un desprendimiento de más del 90% del otrora todopoderoso “buey que más hala”, que tuvo mística, himno, ideología y líderes de la estatura de Juan Bosch y José Francisco Peña Gómez. El PRD, con el 47% obtenido en el año 2012, tenía una media de votación, en certámenes electorales nacionales, superior al 40%.
En el año 2016 participó como PRM y la JCE le otorgó un 35%, pero un técnico del mismo organismo le confesó al suscrito que obtuvo un 41% y que le robaron cinco senadurías. Esa votación se alcanzó con Luis Abinader, pero también se hubiera logrado con Hipólito Mejía, Guido Gómez Mazara, Ramón Alburquerque, Eddy Olivares, Leonardo Faña o cualquier otro dirigente.
Solo en circunstancias muy desfavorables ese segmento político ha recibido del electorado un número menor al 40, como efecto ocurrió en los procesos de 1966 y 1990. Ni siquiera en el 2016, cuando Miguel Vargas se prestó a la división, negoció con el PLD y hubo que usar otra sigla.
Estos datos vienen a colación porque al presidente Abinader le vienen metiendo en la cabeza que el 53% del 5 de julio del 2020 fue él que lo sacó y no faltan ahora quienes lo califiquen de “fenómeno político” (el mismo disco rayado usado con Leonel Fernández y con Danilo Medina en sus respectivos momentos de gloria), lo que podría explicar el trato de desprecio que se observa hacia muchas personas que hicieron posible el triunfo electoral y el afán de hacer un gobierno independiente, bajo la creencia de que su reelección depende de la gestión transparente que realiza.
Al PRD-PRM se le percibió siempre como el partido de los pobres y de personas de clase media, por lo que constituye una negación a sus raíces la conformación de un Gobierno de personas de todos los sectores políticos, muchos empresarios e inclusive enemigos históricos de la democracia dominicana.
El doctor Hugo Tolentino, con mucha anticipación a su muerte, había vaticinado lo que presenciamos hoy. Pero también los extintos Ivelisse Prats y Tirso Mejía Ricart, grandes intelectuales y dirigentes históricos del PRD-PRM, escribieron artículos señalando que Abinader está trillando un camino equivocado.
Fafa Taveras, octogenario y luchador histórico que aún vive, ha reiterado lo equivocado que está Luis, al negarse a gobernar con los perremeístas, a los cuales descalifica en término curricular y hasta moral, a pesar de que el PRM, al igual que los demás partidos, es una muestra de la sociedad dominicana. ¿O acaso tenemos algún partido de chinos o de japoneses? Todos somos dominicanos.
Se sabe que constitucionalmente el único que está facultado para emitir decretos es el presidente de la República. Pero en un ejercicio de seriedad el jefe de Estado tenía que decir en campaña que no gobernaría con los perremeístas, sino con la élite social, con personas con sus problemas resueltos, porque supuestamente los ricos son “serios y no roban”, cuando en la práctica ninguna de esas fortunas resisten un peritaje serio y científico.
Esos empresarios funcionarios no son más serios que los dirigentes del PRM, miembros de partidos aliados y de movimientos de apoyo, donde me consta que hay personas honorables.
De los líderes históricos del PRD-PRM la única que se ha atrevido a aprobar un gobierno de élite es la doctora Milagros Ortiz Bosch, directora de Ética Gubernamental, que solo encuentra defectos en sus compañeros de partido y los exhorta a entender “el nuevo estilo de gobernar”. ¿Cuál es ese estilo? ¿El de ganar con un grupo y gobernar con otro? Es una declaración que le luce a Raquel Peña o a Macarrulla, que son empresarios sin historial político, pero no de una señora que es dirigente del PRM.
Todavía no se sabe si doña Milagros sirvió de vocera autorizada del presidente Abinader, pero después de sus palabras a diario se producen decretos y nombramientos en puestos ejecutivos de personas que en la campaña pasada estuvieron con el PLD o con la Fuerza del Pueblo, acontecimientos que se hacen virales en las redes sociales. Algunos de los premiados hicieron inclusive campaña sucia en contra del hoy presidente de la República.
Nadie discute que todos los dominicanos tienen derecho al trabajo (es un derecho constitucional), pero lo que se estila en todos los gobiernos es dar prioridad a los miembros del partido gobernante y en la actualidad se ha hecho lo inverso. Doña Milagros, con casi 90 años, debería respetarse un poco más y no prestarse a un despropósito o injusticia, para hacerse la graciosa ante Macarrulla, Ito Visonó, Celso Marranzini y demás.
Sin embargo, no hay que irse a las ramas, el responsable de la situación es Luis Abinader. Está comprobado que no toma en cuenta a sus compañeros, en vez de consultar a Ramón Alburquerque y a Fafa Taveras (para solo citar a dos personas experimentadas), ambos del PRM-PRD, prefiere la asesoría de Lisandro Macarrulla y de Celso Marrinzini.
Y el doctor Peña Gómez, líder histórico de los perremeístas, nunca ha recibido una mención de Luis Abinader. Siempre pone como ejemplo a su padre, el doctor José Rafael Abinader, que fue un gran servidor público y empresario transparente, jamás un líder político trascendente ni un dirigente estable del PRD, pues supo entrar y salir en múltiples ocasiones, a tal punto que en 1994 apoyó a Bosch y en 1996 la familia Abinader estuvo en el Frente Patriótico.
Cuando personas con las luces políticas de los extintos Hugo Tolentino, Ivelisse Prats y Tirso Mejía dicen que Luis Abinader está equivocado hay que prestar atención. Cuando personas con las luces políticas de Fafa Taveras, Ramón Alburquerque y Guido Gómez Mazara dicen que el Gobierno está equivocado también hay que prestar atención. Y es que no se trata de simples anuncios, sino de exponer los argumentos explicativos, las razones por las que se trilla un camino errado.
Partiendo de lo que ha sido la conducta del presidente Abinader, durante sus 15 meses de gobierno, todo indica que hace descansar su futuro político, su eventual reelección, en un gobierno transparente, transparencia que es relativa y todos los funcionarios destituidos carecen de apellidos ni son miembros de la oligarquía.
No es posible que los únicos que tengan la verdad sean Luis Abinader y sus ministros empresarios apolíticos. Y da pena que haya personas dentro del propio PRM que aprueben esa conducta, bajo la esperanza de un cargo público que posiblemente no llegue nunca. El Individualismo y la falta de dignidad nunca faltan y cuando se arrepienten es tarde.