Así se advierte en el caso del calificativo dado a Puerto Rico, terruño caribeño que es proyectado como la ¨Isla del Encanto¨ y que por un considerable tiempo se escucha de boca en boca sin quienes así expresan muchas veces conocer a cabalidad la razón de tan atractiva denominación topográfica.

Para algunos boricuas, deseosos en explicar tan atrayente designación, todo responde al hecho de que se trata de una porción insular privilegiada ¨por sus playas y su alta concentración de vegetación¨.


Sin embargo, contrario a la anterior referencia, versiones históricas que datan de la segunda travesía del Almirante Cristóbal Colón y sus acompañantes, en 1493, a ¨las tierras más hermosas que ojos humanos vieran¨, la razón del mencionado calificativo luce ser otra muy distinta y que en nada obedece a la flora y a las aguas marinas que rodean a la isla mencionada.
Refiere el acucioso escritor y estudioso de detalles que se traducen en trascendentales aportes a nuestra historiografía contemporánea, José Miguel Soto Jiménez, en ¨Dominicaneando, interesante obra de reciente publicación, que en aquella ocasión la travesía fue financiada ¨…por un préstamo de un primo potentado del Rey Fernando el Católico, llamado Pedro Portocarrero, consistente en dos millones de maravedíes¨.


Destaca también que ¨Don Cristóbal Colón, Almirante de la Mar Océano, virrey de todas las indias y de todas las tierras descubiertas y por descubrir, llegó en su segundo viaje a las Antillas Menores, el día tres de noviembre de 1493 por el Sureste, rumbo a Quisqueya llamada la Hispaniola, con 17 barcos y 1500 hombres¨, además de una legión de misioneros evangelizadores.


Para aquella fecha, encuentra el experimentado navegante un archipiélago de nuevas islas, entre ellas, la Deseada, Dominica, Marigalante, Guadalupe, Monserrate y Antigua, comenzando su recorrido de salto en salto, a partir de entonces.


Todo aquel conjunto insular, según expone Soto Jiménez, producía ¨…una visión profusa de un archipiélago de rocas y de arenas¨, el cual fue denominado por Colón como las ¨Once mil vírgenes¨, actualmente conocidas como Islas Vírgenes.


Sugiere el acucioso investigador y escritor dominicano, con su peculiar y fascinante narrativa que, mientras el Almirante recorría por aquellos islotes terminó sorprendido al observar algunas atractivas féminas exhibiendo sus angelicales y fascinantes siluetas corporales.


¨Doce mujeres desnudas tainas –apunta José Miguel Soto Jiménez- encuentra el descubridor en una playa en otra isla de singular belleza tropical¨ y de inmediato precisa que ¨La lujuria embarcada incontinente, impulsa a Colón a llamarle ¨isla del encanto¨.


No obstante, a consecuencia del recato de los religiosos que acompañaban al Gran Almirante, estos reaccionaron rápidamente, tomando en consideración lo establecido ¨..en el santoral y para ponerse en buena con el Vicario¨, quien para ese entonces no era otro que el Padre Bernardo Boíl, procedieron a bautizar la nueva isla con el nombre de San Juan Bautista.


Apunta Soto Jiménez, en aparente ánimo de no dejar confusiones que, dieciocho años después de lo anteriormente narrado, en 1511, ¨Juan Ponce de León, guerrero y conquistador, primer gobernador de Higüey, y quien iba en este segundo viaje con el Almirante, la rebautizó con el nombre de Puerto Rico¨.


Transcurrido el tiempo, es innegable que los oriundos y actuales residentes en este precioso islote del Caribe, ya sea por su agradable y llamativa sonoridad o tal vez, no conforme con la evocación de que el terruño en cuestión proyectaba la imagen de un próspero puerto, en el presente no parecen saciarse denominando su lar nativo como Puerto Rico y por tanto, con orgullo y satisfacción no olvidan agregar, a viva voz, la expresión complementaria: Isla del Encanto.


Se trata de un calificativo que, independientemente de la razón de su surgimiento, por ley de la costumbre, no puede ser ignorado, principalmente, al momento de hacer referencia a los incuestionables atributos de la tierra del Gran Sembrador, Eugenio María de Hostos y el egregio líder independentista Pedro Albizu Campos.


Así las cosas y de esta manera terminamos narrándolas..!!

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